Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución del nieto 140

La verdadera historia de los padres del nieto 140

La presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, lideró el anuncio. Los padres del nieto 140 son Graciela Romero y Raúl.

Graciela, nacida en 1952, estudió economía antes de dedicarse a la militancia tras casarse. Raúl, descrito como alguien con sentido del humor pero también “calentón”, trabajó en una pinturería y luego en el ferrocarril. Graciela y Raúl fueron secuestrados el 16 de diciembre de 1983. Durante su cautiverio, fueron torturados y abusados, y Graciela se encontraba embarazada en el momento de su secuestro.

Este reencuentro es un nuevo hito para la organización que, desde su creación en 1977, trabajo para encontrar a los hijos de personas secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar argentina. Muchos de estos niños nacieron en cautiverio.

Durante el régimen dictatorial, se implementó un plan sistemático de apropiación de bebés y niños, nacidos en maternidades clandestinas que funcionaban en centros de detención ilegal como la Esma, Campo de Mayo o el Pozo de Banfield. Se estima que cerca de 500 hijos de personas desaparecidas nacieron en cautiverio o fueron secuestrados junto a sus madres entre 1975 y 1980.

Estos niños eran entregados a familias vinculadas a las Fuerzas Armadas o de seguridad, o abandonados como NN en institutos, privándolos de su verdadera identidad, de sus familias y de conocer la verdad de su origen.

Previamente al hallazgo del nieto 140, la organización había celebrado el caso del nieto 139, una mujer nacida en 1978, hija de Noemí Macedo y Daniel Inama, ambos desaparecidos. A fines de 2024, se logró la restitución del nieto 138, hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, quienes fueron secuestrados el 10 de diciembre de 1976 y trasladados a la Esma, donde Marta dio a luz a los pocos días de su detención.

A pesar de haber logrado la restitución de 140 identidades, Abuelas de Plaza de Mayo estima que aún quedan cerca de 300 personas que desconocen su verdadero origen biológico. La lucha por encontrar a cada uno de ellos continúa, extendiéndose a individuos que hoy son adultos, muchos de ellos superando los 45 años de edad. Como expresaron tras el hallazgo del nieto 140, “Nuestros nietos y nietas están entre nosotros”.

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