A menos de un mes del vencimiento del plazo para la presentación de alianzas de cara a las elecciones legislativas, el diálogo entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO en la provincia de Buenos Aires atraviesa su momento más crítico. La posibilidad de conformar un frente común para los comicios del 7 de septiembre enfrenta serias resistencias dentro del partido amarillo, especialmente de parte de los intendentes, que rechazan ceder lugares clave en las listas de concejales y legisladores.
Una reciente reunión virtual, convocada por el presidente del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, terminó por cristalizar las diferencias internas. El objetivo del encuentro era avanzar en los detalles del eventual acuerdo con los libertarios, en la antesala de una reunión clave con el titular de LLA en la provincia, Sebastián Pareja. Sin embargo, el Zoom derivó en un fuerte cruce de posiciones entre los que empujan por una alianza con el oficialismo nacional y los que prefieren sostener la identidad del PRO, incluso analizando una eventual reedición de Juntos por el Cambio junto a radicales y sectores peronistas no alineados.
Entre los presentes estuvieron el diputado nacional Diego Santilli; los intendentes Guillermo Montenegro, Soledad Martínez (Vicente López), Pablo Petrecca (Junín) y Sebastián Abella (Campana); y los senadores bonaerenses Christian Gribaudo y Alejandro Rabinovich, entre otros.
Durante la reunión, varios jefes comunales plantearon con firmeza su negativa a compartir listas con dirigentes libertarios que han sido críticos de sus gestiones locales, y subrayaron que no están dispuestos a resignar los primeros lugares en las boletas.
Guillermo Montenegro fue una de las pocas voces que respaldó abiertamente el entendimiento con LLA, lo que no sorprende: Mar del Plata es uno de los pocos distritos grandes donde el acuerdo con el oficialismo ya está cerrado. Junto a él, Santilli y Ramón Lanús (San Isidro) —que no participó del encuentro— son los principales promotores de un entendimiento con la Casa Rosada. El resto del grupo, sin embargo, se muestra más reticente y no descarta seguir otro camino electoral.
En ese clima de tensión creciente, Ritondo quedó en el centro de la escena, intentando mediar entre los sectores enfrentados para evitar una fractura que podría dinamitar al PRO en territorio bonaerense. La presión del calendario electoral es determinante: el 9 de julio vence el plazo para inscribir alianzas, y para entonces deberá estar resuelto si el PRO juega dentro de una coalición con LLA o toma otro rumbo.
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